Luces y sombras de los derechos humanos en Internet (III): la acción

Falta hablar de la acción como meta del proceso que llevamos tratando en los anteriores textos, y la más clara explicación sobre lo que Internet puede hacer por los derechos hmanos.

Partiendo del término empoderamiento como acción de empoderar, básica en el proceso de recibir la información y usarla con fines sociales, voy a exponer algunos casos significativos de los beneficios de Internet, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y las nuevas tecnologías. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y por eso voy a mostrar “imágenes” de acciones que deberían servir para reflexionar sobre la posibilidad de iluminar todas las sombras que nuestra sociedad se empeña en encontrar en relación a Internet.

El significado de “empoderar” que quiero utilizar en este caso no es el que recoge la RAE, sino el descrito por Alberto Bustos en uno de los textos de su blog: se refiere al proceso mediante el cual las personas conquistan derechos y con ellos fuerza para tomar decisiones propias y asumir el control de sus vidas.
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Los derechos humanos en Internet

Mi presencia en este blog es una prueba evidente de la importancia de Internet en los tiempos que corren, como importante es su influencia en los derechos humanos, pero vayamos por partes.

Hace cuatro años tuve la oportunidad, gracias a Internet y a mi curiosidad malsana por esta maravillosa red de redes, de encontrarme con la Fundación Cibervoluntarios, con la que empecé a colaborar posteriormente.

Mis treinta años de trabajo en la mejor y mayor multinacional española -o casi, que a veces me pierde la pasión-, de cuyo nombre no quiero olvidarme y cuya actividad principal es dotar de servicios de telecomunicación a personas y empresas, entre los que se encuentra el acceso a Internet, me sirvieron entre otras muchas cosas importantes en mi vida para no tener la más mínima duda de que podía ayudar a cumplir uno de los principales objetivos de aquella organización: disminuir la brecha digital. Aún lo sigo creyendo, ahora con más motivos, y de ahí mi osadía a la hora de sentarme delante de un teclado a escribir estos posts. Sigue leyendo